En Entre Ríos: Sumergite en el Litoral
Durante el verano, la ciudad de Concordia se convierte en un paraje ideal para reconectar con la naturaleza y obtener las mejores vistas de la costa del río Uruguay. A pocos minutos de la capital hay tres playas: Los Sauces, Nébel (con garzas blancas que caminan entre las piedras) y La tortuga alegre. Para quienes gusten de las caminatas existe el parque San Carlos: una reserva natural con selvas en galerías, lomadas y montes casi vírgenes. Allí se encuentra un antiguo castillo construido en 1888 que le sirvió de inspiración y hospedaje al escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. A las atracciones se suman dos complejos termales con piletas frías, spa, bares y parques acuáticos. El precio de la entrada general es $350.
Para mayor información: www.concordia.gob.ar.
La Cumbre (Córdoba): paseá por inmensos campos de lavandas
El Valle de Punilla ofrece la posibilidad de deambular entre casonas de estilo inglés, galerías de cerámica y templos antiguos (como la capilla San Roque). Para los lectores, la mejor opción es visitar la Casa Museo del escritor y periodista Manuel Mujica Láinez (en el paraje de Cruz Chica). Además, para los “fierreros” hay un museo de motos y de bicicletas de época. Entre las experiencias exóticas podemos perdernos en el campo de lavandas y destilería Domaine De Puberclair y varios viñedos de altura. También hay senderos de trekking y ofertas de deportes extremos que nos permiten vaciar la panza antes de entrar a las casas de chocolates artesanales. Para más información: www.cordobaturismo.gov.ar.
Polo Puna: viaje a Antofagasta de la Sierra
El departamento de Antofagasta de la Sierra -en Catamarca- es un conjunto de locaciones desérticas con volcanes, campos de lava negra petrificada y lagunas naturales. En síntesis: un buen viaje hacia la naturaleza y el espíritu rústico de la Madre Tierra. Entre los tesoros de la puna catamarqueña está el Campo de Piedra Pómez (con sus formaciones rocosas rosas, ocres y amarillas de por lo menos cuatro metros de altura) y el Salar de Antofalla. Dentro de su extensión, otra postal surrealista son los Ojos del Campo: tres lagunas interconectadas (que en realidad son géiseres inactivos) con agua de color roja, azul y negra.
Para mayor información: www.turismo.catamarca.gob.ar.
La ruta del adobe: los colores del pasado y la tradición
Esta propuesta nos invita a recorrer diferentes pueblos del interior de Catamarca caracterizados por sus construcciones hechas con adobe. En una especie de viaje hacia el pasado, el trayecto (de 55 kilómetros de extensión) inicia en Cerro Negro (Copacabana) y atraviesa las localidades de Tinogasta y de Fiambalá a través de la Ruta Nacional Nº 60. Su encanto está en los intensos colores que recubren las iglesias, las estancias y hasta los fortines con más de tres siglos de antigüedad. En Watungasta vale la pena detenerse para ver los vestigios del “Pueblo de los grandes adivinos”.
Para mayor información: www.turismo.catamarca.gob.ar.
La Poma (Salta): hay cavernas y senderos incas
La Poma se encuentra al norte de los Valles Calchaquíes salteños. La belleza de su entorno -con calles rodeadas por pircas y rebaños de vicuñas y llamas- y el estilo de vida de su población se ve reflejada en la popular zamba “La Pomeña”. El visitante puede encontrarse con macizos para practicar escalada y con sitios arqueológicos como Los Graneros: un espacio de 24 estructuras de barro -declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- que nos permiten reconectar con la civilización Inca. También está el Puente del Diablo: una extraña caverna de 11 metros con coloridas estalactitas.
Para mayor información: www.turismosalta.gov.ar.
Tolar Grande (Salta): turismo con acento rural y comunitario
Tolar Grande aparece a mitad de la puna de Atacama (Salta), entre un escenario de médanos y cerros como el sagrado Macón (que provee agua de vertiente al pueblo de apenas unos 300 habitantes). Lo pintoresco de este destino es que la esencia indígena milenaria perdura y puede verse -en sintonía con el turismo rural comunitario- las costumbres de los kollas. Para los aventureros una experiencia inolvidable es hacer sandboard en El Arenal. Además de los laberintos de arena está la Cueva del oso y el salar de Tolar Grande (dato aparte: no hay que irse de acá sin ver algunos estromatolitos vivientes).
Para mayor información: www.turismosalta.gov.ar.
La Rioja secreta: Laguna Brava y sus tierras altoandinas
En La Rioja -a más de 4.200 metros sobre el nivel del mar- se ubica la reserva provincial Laguna Brava: un área protegida que sirve de guarida a miles de vicuñas, guanacos y flamencos. El paisaje mezcla picos volcánicos con lagunas formadas por deshielos, huellas petrificadas de animales prehistóricos y geoformas curiosas. El ambiente, de suelo salino, es árido pero colorido, con algunas salpicaduras de molles y coirones secos. Para hacer el recorrido se parte desde el pueblo de Vinchina en auto o 4x4 (hay excursiones guiadas) y la temporada ideal para visitar la región es de octubre hasta abril. Para mayor información: www.larioja.gob.ar.